XII

La persistencia, la constancia y la falta de gobierno del mundo se muestra en detalles tan sencillos como que el viento, por sí solo, abre y cierra las puertas, con independencia de cualquier acción voluntaria, y que las cosas nunca están donde y cómo deberían estar sino así y ahí donde están. Esta fortaleza exterior, reino inconquistable del afuera, que desafía cualquier ley moral, y esquiva los designios de la voluntad, constituye la solidez esencial de las cosas mundanas, la esencia de la mundanidad.