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A causa de un descuido, el conductor del tren ha dejado el interfono abierto; el ruido producido por la estática llena el vagón de pasajeros, mezclado con el sonido del tamborileo de sus dedos al seguir una música que sólo él puede oír. Una joven cruza las piernas y reclina su cabeza hacia la ventana; cierra los ojos y deja caer lentamente sus cabellos teñidos, hacia un lado de la cara, para que la luz no la moleste. Detrás suyo, una mujer está de pie, apoyada en la pared; las piernas al descubierto dejan visible, por encima de la rodilla, el músculo que hace pequeñas contracciones, como si tuviera voluntad propia, a destiempo de las oscilaciones del cuerpo. A la derecha, el reflejo de un fluorescente, en la cabeza límpida de un hombre, crea una línea blanca radiante en el cráneo, aura eléctrica parpadeante; ajeno a este hecho, teclea nervioso el portátil. - ASÍ ES EL MUNDO, la serie y la colección de los detalles hilvanados en el tiempo y en el espacio, el tejido de la vida, frágil, delicado y efímero.